Si la fea palabra standaperos tiene algún sentido, suponemos que la cualidad distintiva debe ser la que porta Jim Jefferies: ser un verdadero y completo hijo de puta.
Con su artesanal y lograda cara de boludo, logra meterse en las convicciones más profundas (y estúpidas) del pueblo norteamericano.
La religión, para este pueblo simple y fabuloso, es un ingrediente casi vertebral de su cultura. De manera que reírse de la religión es reírse de los Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario