lunes, 13 de enero de 2014

Jim Jefferies es un hijo de puta genial




Si la fea palabra standaperos tiene algún sentido, suponemos que la cualidad distintiva debe ser la que porta Jim Jefferies: ser un verdadero y completo hijo de puta.
Con su artesanal y lograda cara de boludo, logra meterse en las convicciones más profundas (y estúpidas) del pueblo norteamericano.
La religión, para este pueblo simple y fabuloso, es un ingrediente casi vertebral de su cultura. De manera que reírse de la religión es reírse de los Estados Unidos.

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